Un parque de verde césped
apenas acariciado por el sol,
a través de tantas hojas
de los árboles ya viejos
embelezados por aquel estanque manso
adornado con la blancura de los cisnes.
El joven dijo: me llamo Carlos
puedo acercarme?
es que me siento un poco solo.
Y ella dijo: me llamo Carla,
acércate…
también me siento sola.
Y sin mirarse, los dos,
sintieron la tibieza que no sienten
los que están un poco tristes.
Y surge una palabra,
con dulzura…
que contesta una sonrisa leve.
Alguna tímida mirada,
correspondida por un tímido sonreír
los va acercando
Y envueltos en esa sensación
que cada vez se hace más suya,
ya no se sienten solos.
Sin querer, una mano se apoya
sobre otra, que se siente estremecida
pero ya no puede rechazarla.
Y las miradas, ahora francas
se hacen eternas
como el tiempo que esperaban.
Un imán irresistible, pero dulce,
ya no permite que dejen de mirarse
con ojos que hablan solos.
Y al inclinarse suavemente,
el pone sus labios en los de ella
y así nace el amor.
Y hoy todavía los árboles recuerdan,
mientras le dan un poco de sol
al césped verde.
Y aún los viejos cisnes
continúan adornando de blancura
el estanque sereno, siempre quieto,
apenas acariciado por el sol,
a través de tantas hojas
de los árboles ya viejos
embelezados por aquel estanque manso
adornado con la blancura de los cisnes.
El joven dijo: me llamo Carlos
puedo acercarme?
es que me siento un poco solo.
Y ella dijo: me llamo Carla,
acércate…
también me siento sola.
Y sin mirarse, los dos,
sintieron la tibieza que no sienten
los que están un poco tristes.
Y surge una palabra,
con dulzura…
que contesta una sonrisa leve.
Alguna tímida mirada,
correspondida por un tímido sonreír
los va acercando
Y envueltos en esa sensación
que cada vez se hace más suya,
ya no se sienten solos.
Sin querer, una mano se apoya
sobre otra, que se siente estremecida
pero ya no puede rechazarla.
Y las miradas, ahora francas
se hacen eternas
como el tiempo que esperaban.
Un imán irresistible, pero dulce,
ya no permite que dejen de mirarse
con ojos que hablan solos.
Y al inclinarse suavemente,
el pone sus labios en los de ella
y así nace el amor.
Y hoy todavía los árboles recuerdan,
mientras le dan un poco de sol
al césped verde.
Y aún los viejos cisnes
continúan adornando de blancura
el estanque sereno, siempre quieto,
de ese parque que guarda aquella historia.
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6 comentarios:
Precioso!
Entonces acercarse para
romper el frío de la tristeza
encuentro de manos...tibieza!
♥♥♥besos♥♥♥
Maravilloso!!!,...
Hermosa tu obra, genial, creativa,
con la calidez y genialidad de tus palabras
más la destreza de tu arte,
haces que uno se deleite
leyendo tus obras.
En ésta,...
el paisaje y el sentimiento
lo percibo muy cerca.
Felicitaciones, amigo!!
Un abrazo.
Monina.
Hermoso , y esos cisnes y el lago, yo también me hubiese enamorado :)
Será un buen consejo ? Un besote y enorme abrazo amigo tan tierno!!
Mía, es verdad. Hermosos momentos de hermosa edad que siempre queda como también hermoso recuerdo.
Gracias por estar siempre.
Monina, amiga mía, me hace volver un poco a ese tiempo de compartir poesía, que me hace sentir tan bien con su retorno. Gracias siempre por tus cálidas palabras.
Un fuerte abrazo.
Ali, siempre los entornos crean climas especiales, pero cuando de enamorarse se trata creo que casi ni importa el entorno pues vos sabés que eso llega sin aviso, y sin permiso. Y lo de buen consejo...también creo que siempre es buen consejo porque creo firmemente en la inmortalidad de ese sentimiento.
Un abrazo muy fuerte.
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