domingo, 13 de abril de 2008

PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR II

Ya no está mas el parque,
los cisnes ya se han muerto,
los árboles cansados,
y el estanque abandonado.

La vida no siempre
tiene la constancia de lo eterno,
y cada camino
se fue haciendo diferente.

Han pasado muchos años
desde aquella vieja historia
que recién había nacido
en los nuevos corazones.

Cada destino
siguió un camino propio,
cada historia
se hizo bien distinta, a su manera.

Pero un día,
después de tanto tiempo,
se encontraron dos miradas
que no podían confundirse.

Y el reloj
volvió sus agujas al pasado,
como si el hoy fuera aquel día.

Él tomo sus manos nuevamente
y al inclinarse tiernamente, como entonces,
le regaló de nuevo un suave beso
como entrega
de lo que nunca habían perdido.

Y el alma de aquel parque,
y de los blancos cisnes orgullosos,
y los árboles cansados,
humedecieron de nuevo el viejo estanque,
para poder revivir aquella historia
que ya nunca acabaría.
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lunes, 7 de abril de 2008

PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR I

Un parque de verde césped
apenas acariciado por el sol,
a través de tantas hojas
de los árboles ya viejos
embelezados por aquel estanque manso
adornado con la blancura de los cisnes.

El joven dijo: me llamo Carlos
puedo acercarme?
es que me siento un poco solo.

Y ella dijo: me llamo Carla,
acércate…
también me siento sola.

Y sin mirarse, los dos,
sintieron la tibieza que no sienten
los que están un poco tristes.

Y surge una palabra,
con dulzura…
que contesta una sonrisa leve.

Alguna tímida mirada,
correspondida por un tímido sonreír
los va acercando

Y envueltos en esa sensación
que cada vez se hace más suya,
ya no se sienten solos.

Sin querer, una mano se apoya
sobre otra, que se siente estremecida
pero ya no puede rechazarla.

Y las miradas, ahora francas
se hacen eternas
como el tiempo que esperaban.

Un imán irresistible, pero dulce,
ya no permite que dejen de mirarse
con ojos que hablan solos.

Y al inclinarse suavemente,
el pone sus labios en los de ella
y así nace el amor.

Y hoy todavía los árboles recuerdan,
mientras le dan un poco de sol
al césped verde.

Y aún los viejos cisnes
continúan adornando de blancura
el estanque sereno, siempre quieto,
de ese parque que guarda aquella historia.
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sábado, 29 de marzo de 2008

TOMA MI MÚSICA


Déjame que te enamore,
déjame que te ayude
a creer nuevamente en el amor,
pero en aquel que se comparte.

Deja que pueda yo mostrarte,
que el real no es la soledad,
donde te refugias con excusas
de que amas al amor.

Préstame la llave de esa puerta
que esconde un corazón que dócil,
obedece apenas a tus miedos
pero clama por sentirse enamorado.

Ya no te abrigues con excusas
de tiempos idos, de no saber quién eres,
si con solo mirarte a aquel espejo
encuentras reflejada a quien conoces.

Déjame que te enamore,
para que otra vez, como al principio,
puedas escuchar la misma música
que una vez hiciera que florezcas.

Y cuando nos miremos fijamente,
rodee tu talle y tenga tu mano hecha mía,
te apoyarás levemente en estos brazos
que ya nunca dejarán que desfallezcas.

Esta es la música que quiero darte,
la que te ofrezco con el alma,
solo tienes que escucharla
para saber que la conoces.

Tómala, es toda tuya, tómala,
y cuando sientas que comienzas a mecerte
con su compás hecho memoria,
estarás de nuevo en el principio.

No dejaré que vuelvas a olvidarla,
ya serán mías tus manos, tus miradas,
será mío tu talle, mío tu tiempo,
porque yo, te habré entregado todo.
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lunes, 24 de marzo de 2008

EL AGUA FRÍA SE HIZO TIBIA

Azul, cristalina y fresca,
el agua invita a desafiar
el calor del sol, que despiadado,
nos quemaba los hombros y la cara.

Y allí nos sumergimos,
con el gusto del alivio tan buscado,
que refrescaba ese día de verano,
del mes de los calores.

Pero de pronto el agua se hizo tibia,
entre su cuerpo mimoso
que junto al mío,
se apretaba en dulce abrazo.

No existía otro mundo,
solo el nuestro enriquecido,
que nadie más que ella y yo
podíamos saber que allí existía.

Las horas se perdieron,
el sol ya no quemaba,
el agua fresca se había hecho tibia
entre su cuerpo y el mío, enamorados.

Y en un tiempo
que no acostumbra ser el tiempo,
pudimos encontrar como dos niños,
que el amor no sabe de fronteras.

Ese amor que nunca mira
la edad que todos suponemos,
que llena al alma de ilusiones
y siempre es el principio del principio.

Pero no hay comienzo establecido,
no hay época, no hay era,
solo está a veces escondido
esperando el ser llamado.

Por eso, el agua fresca de aquel día
de pronto se hizo tibia,
entre su dulce y suave cuerpo
apretado fuertemente contra el mío
cuando creí que los retornos no existían.

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VOLANDO

Parado, sin saber que estoy parado,
solo sintiendo que siento,
miro gigantes plantados en la tierra
con sus lanzas apuntadas hacia el cielo.

Son los árboles añosos, orgullosos,
de una altura impresionante,
que suben sin titubeos
hasta tocar nuestro cielo,

Y me imagino con ellos, trepando,
para estar en las alturas solitarias,
el silencio de luz clara…
el silencio que acompaña.

Pero no subo yo solo,
me voy llevando a mi sueño,
a quien tengo al lado mío
fuertemente tomada de mi mano.

Y en camino al infinito,
yo rodeo su cintura, solo mía,
y sus brazos me rodean
para poder volar juntos.

Allá abajo van quedando
una piscina, dos bancos,
sus sandalias y las mías
cada vez más invisibles.

Ella me mira y sonríe
porque ya no volveremos,
y con su beso ya mío
y con mi corazón que es suyo,
al fin estaremos solos
para amarnos cada día.

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jueves, 20 de marzo de 2008

EL POEMA QUE NUNCA SERÁ


Doy un paso, me detengo,
otra vez la sensación
de caminar en un círculo
sin comienzo ni final.

Un paso que me acercó?
o me puso aún mas lejos
de aquello que estoy buscando
para seguir en camino?

Ahora sé, que este poema
ya nunca podría ser mas
que unos versos sin destino
que morirán en papel.

Quería ser canto de amor,
un te amo en cada línea,
todo un sueño de caricias,
solo entrega de ternuras.

Pero el poema se ha muerto
porque se ha ido el poeta
con su pluma, que sin fuerzas,
vio la muerte de su musa.



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COLOR MIEL




Cuando el sol se va poniendo
y el cielo ya va tomando el último color miel,
allí tus ojos reflejan, la tibieza y la dulzura,
de esa hora del sosiego y de la paz.

Y el color miel, ya se adueña de la noche,
porque comienza la hora, de los sueños,
del vivir con fantasía, de empezar ilusionado,
de creer en las estrellas.

La hora de la esperanza,
empieza a volverse inquieta.
Las imágenes reviven, la fantasía renace,
y el calor se hace ternura.

Y con los míos cerrados
ya son reales tus ojos, tus ojos de color miel,
que me han quedado clavados,
aunque sean de ilusión.


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